domingo, 22 de julio de 2012

Murieta homenajea al padre Javier Lana

La iglesia parroquial de San Esteban acogió ayer domingo una misa muy especial. Los vecinos de la localidad, así como familiares y amigos del padre teatino Javier Lana Etayo celebraron sus cincuenta años de sacerdote en su localidad natal.



De madrugada le cantaron unas “auroras” delante de su casa por parte del coro de Murieta. Antes de la misa de las 13 horas hubo lanzamiento de cohetes y bandeo de las campanas de la iglesia como un día grande.

Su sobrina Loly Lana Zabala leyó una semblanza de su vida sacerdotal: “Nació el 5 de marzo de 1.934. Se ordena sacerdote el 7 de abril de 1.962 en Palma de Mallorca. Estuvo catorce años en una misión en Burundi (1.964 a 1.978). Posteriormente en Béjar, Monasterio de Iranzu, Carrizosa (Ciudad Real), y Prepósito de la casa y parroquia Vírgen de la providencia y San Cayetano en Madrid”. “Allí donde era destinado, humilde, sencillo, modesto, repleto de una discreta jovialidad. Él iba sin más. A veces no eran destinos ni momentos fáciles”, aseguró su sobrina.

Durante la homilía, el padre Pedro Sánchez Blanco, vicario nacional de los padres teatinos, le definió como un ejemplo a seguir: “Una persona coherente, con una rectitud de vida, entregado a su labor, con fidelidad, perseverancia y lealtad. Amante de la iglesia y de su familia. Javier, gracias”.

Durante la eucaristía hubo momentos de emoción cuando el coro le cantó una jota en su honor y éste, muy emocionado, agradeció las felicitaciones recibidas con un “gracias” que le salió de muy dentro. Tras la fotos de rigor con sus familiares, la celebración continuó con una comida en el restaurante Etayo de Murieta.