Hasta luego Presen, te vas, pero te quedas.
Queda en cada uno de nosotros
esa bondad que te caracterizaba.
La sonrisa que siempre y a todos nos
regalabas, ese talante de vida
sencilla, entregada, sana.
Tu vida no ha sido estéril
tu vida no será ignorada.
Brillas como mujer buena
brillas como mujer santa.
y pues si la vida te llevó a
grandes despojos, ahora brillas
“Resucitada”.
Ya has llegado a la luz
y en la luz nos abrazas
pues cada uno de los aquí presentes
algo de esa luz nos alcanza.
Gracias por la manifestación de lo divino
a través de tus andanzas: en las Arenas,
o en el Perú, Santander, Cerdanyola,
Álava, o Navarra.
Que ni al trabajo le tuviste miedo
ni a la enfermedad más rara.
Sin quejarte, sin heroicidades
sin alarde de nada
viviendo día a día
“eso” lo que tocaba.
Gracias Presen, te queremos,
¡Si! te damos las gracias.
Encarnita