Este domingo ha terminado la temporada de verano en Murieta. Hubiera sido la última semana con las piscinas comarcales abiertas en un verano normal, pero el Covid-19 ha cambiado muchas cosas desde el mes de marzo.
Ha sido un verano totalmente atípico y puñetero, por decirlo suave. Sin piscinas, sin fiestas, con mascarillas, con distancia social, con gel hidroalcohólico y sin apenas actividades. Tampoco hemos disfrutado del Día de Valdega, ni del Día del río Ega.
Muchos visitantes no han acudido a nuestra localidad por miedo a la enfermedad, por falta de alicientes en un pueblo con las piscinas cerradas, o por las dos cosas.
Una decisión que tomó el Ayuntamiento, cerrar las piscinas, para unos correcta y para otros excesiva que se hizo con la mejor intención. Hay que lamentar el perjuicio para las personas que trabajan en el bar de las piscinas y a sus usuarios desde que se inauguraron en 2003.
Lo que deseamos es que el próximo verano la situación sanitaria mejore y se den las condiciones para que se puedan abrir. Son el verdadero "motor" del pueblo durante los meses de verano.