martes, 25 de octubre de 2011

La vida de Presentación Lana Salinas

Vivir para el Señor. Así era Presen: Alegre, guapa, y casi siempre sonriente. Desde muy temprana edad ya apuntabas maneras. Todos te querían, pues siempre estabas dispuesta a ayudar, con amable sonrisa y total entrega.

Llamabas la atención por lo desprendida que eras, pero tú sabías que para dar salida a ese fuego que te invadía por dentro. Lo mejor era, abrazar la vida religiosa y así que… ni corta, ni perezosa, un buen día, te fuiste a Vitoria, te echaste la permanente y así de guapa, preparaste las maletas, te montaste en Pinedo para ir al convento.

Tu nuevo hogar. Estuviste misionera en Perú, pero para ti, cualquier destino de los que tuviste en España era tu misión. Tu destino era ese.”Vivir para dar”, desde esa radicalidad que te caracterizaba y que te hacía tan especial.

Cuando tus amigas te preguntaban que si estabas contenta con tu vida religiosa tú les contestabas ¡Si! mucho, porque he recibido el ciento por uno. Cuando venías de vacaciones, nos alegrabas con tus carcajadas en aquellas alegres sobremesas, sobre todo cuando no entendías los chistes y te daba por completarlos.

Nos querías mucho a todos, tratabas de cuidarnos. Hace doce años que te dio un ictus cerebral, pero han sido estos cuatro últimos años los que te han dejado en silla de ruedas, teniéndote que alimentar por sonda gástrica, sin tomar ni gota de agua por la boca.

¡Cuatro años! Se dice pronto. A veces, se veía reflejado el dolor en tu rostro, a pesar de todos los cuidados y cariño que te daban las religiosas y las enfermeras. No hablabas, pero te enterabas de todo. Se te veía tranquila, serena y en paz.

Nunca te quejabas, sonreías e intentabas hablar para demostrar que estabas contenta y agradecida. Seguro que esta fue tu segunda misión. Gracias Presen por tu testimonio de vida y gracias también a todas las personas que como tú entregan su vida para hacernos un poco más felices a los demás

Fani.